Sumar al amor el ingrediente cotidiano del humor es una receta tan recomendable que a nadie puede sentarle mal
Un hombre feliz gracias al humor, Borges, dijo que “la risa es la distancia más corta entre dos personas”. Así podemos aventurar que dos que se aman, si ríen juntos, probablemente permanezcan juntos, y que cuando desaparece el humor de la relación, seguramente es que también ha muerto la pasión. De lo que no hay duda es que el humor sigue siendo la principal arma de seducción, a bastante distancia de todas las demás.
Y como en tantas otras emociones, la responsable del efecto balsámico que para la relación amorosa tiene el humor se encuentra en la reacción química que un pensamiento divertido, un chiste, una situación hilarante desencadena en el organismo. La risa provoca que empecemos a liberar endorfinas, enemigas acérrimas de los enojos, hijos de esa otra sustancia, la adrenalina.
Un pegamento saludable
Pero llegar hasta aquí, hasta la risa, con la constatación elocuente de que el humor es un pegamento saludable en las relaciones de pareja, tiene un trabajo previo. Quiere decir que ni todos los que ríen juntos se aman hasta la eternidad, ni quienes poseen sentido del humor tienen garantizada la felicidad de por vida, aunque ayude bastante como caldo de cultivo fértil.
El humor en la pareja, para que sea un elemento productivo, adherido al amor, no tiene ya solo que ver con reírse de las mismas cosas -que también-, sino con esa filosofía que muchos son capaces de aplicar al cotidiano, y que consiste primero en saber reírse de sí mismo, y segundo en saber desdramatizar los problemas, tomando distancia de ellos y buscándoles su lado más jocoso.
Nuestra mejor tarjeta de presentación
Este sello de identidad de las personas positivas, no solo provoca atracción hacia quienes la poseen sino que se convierte en una de las primeras armas de seducción. No en vano se dice que la cualidad que más atrae a hombres y mujeres, del otro, es que sepan hacerle reír.
Y es que la risa –como señalaba Borges- acorta distancias, relaja tensiones, y en su manifestación más extrema, la carcajada profunda y continuada, es capaz de dejar el cuerpo exhausto, igual que queda tras la relación sexual.
Con humor, dos personas que empiezan a conocerse rompen el hielo habitual de un primer encuentro, muestran la mejor tarjeta de presentación de sí mismos y además está demostrado que aquél que responde a nuestros chistes con sinceridad, claro está, nos atrae más. Alguien simpático es difícil de rechazar.
Una puerta abierta a la confianza
Y si el humor per se es capaz de aportar mayores cotas de felicidad en la vida, cómo no iba a servir de vínculo de unión en la pareja y ayudar a gestionar la intimidad y el baile de la seducción.
Los amantes que incluyen de forma cotidiana el sentido del humor en su relación están introduciendo la imaginación, elemento imprescindible también en el juego sexual, máxime cuando la relación es de hace años. El humor no solo desata la intimidad y ahuyenta el pudor, sino que es una puerta abierta a la confianza en el otro y, por tanto, a la experimentación de nuevas fórmulas amorosas.
Relata Eduardo Jáuregui en su pequeño ensayo, Amor y Humor, (RBA Integral, 2009), porqué los estudios científicos han calificado al humor como una de las claves más importantes del verdadero arte de amar, y al amor como determinante del verdadero sentido del humor. Dos claves del bienestar –señala- y dos de los profundos misterios de la experiencia humana.
El amor con humor de los sabios
No es casual que la literatura -empezando por Homero, que se reía de sus propias epopeyas, y acabando por Gómez de la Serna y sus célebres greguerías- haya abordado el tema desde múltiples puntos de vista. Incluso Nietzsche, del que no puede decirse precisamente que tuviera una vida amorosa especialmente afortunada, sostenía que el humor y el amor apasionado por la vida eran los mejores antídotos y estrategias para conquistar y soportar la verdad.
O lo que es lo mismo: desdramatizar la realidad (una mezcla de sufrimiento, placer, alegría, dolor y juego), ejercitándose a diario, como un ritual, en el arte de mirarla desde su lado más desenfadado o surrealista (la caricatura es un arma eficaz), para obtener de su vivencia un resultado más gratificante.
Pero si tuviéramos algunas reservas sobre el valor del humor como pegamento del amor y su relación con la felicidad, echemos una ojeada a lo que el matrimonio de estos dos elementos produce en la relación de pareja, según los estudios recogidos por Jáuregui en su ensayo:
Tras participar en una tarea divertida, juntos, dos desconocidos se sentirán más cercanos y atraídos entre sí.
Un mayor deseo en la pareja y emociones positivas están asociados al disfrute sexual y a la desinhibición.
Disfrutamos más la risa cuando la compartimos, y además es 30 veces más frecuente que se dé en compañía que en soledad.
Es habitual que quienes disfrutan de una vida sexual activa disfruten de mayor humor que quienes no.
El humor suele utilizarse con éxito durante el cortejo y la seducción.
Acudir al humor en época de conflictos denota indulgencia por parte de la pareja y, en definitiva, resultados de mayor felicidad.
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