Anna Freixas es doctora en Psicología y fue profesora de Psicología Evolutiva y de la Educación en la Universidad de Córdoba hasta su jubilación. En la entrevista hecha por Aina Faus-Bartomeu y Raquel Osborne dentro del proyecto de investigación “Género, compromiso y transgresión en España, 1890-1926, se abordan cuestiones relacionadas con el concepto de envejecer como mujer, la sexualidad de la mujer mayor o las relaciones amatorias intergeneracionales entre otros aspectos. Sigue leyendo y te hacemos un resumen.

El comienzo de la vejez en la mujer.
Anna Freixas diferencia entre vejez cronológica y subjetiva, ya que la vejez, entendida como pérdida, puede darse a cualquier edad. En su libro Sin reglas. Erótica y libertad femenina en la madurez, considera la variable edad a partir de los cincuenta años y la aparición de la menopausia. Considera que, ideológicamente, la menopausia constituye una frontera que remarca la idea errónea del fin del deseo sexual femenino.
La autora se pregunta sobre el significado de vejez. Así, reflexiona que, si es entendida como deterioro y pérdida, puede comenzar a cualquier edad. Sin embargo, planteada como edad cronológica en la que se integran todo tipo de personas y como final de la vida laboral activa, los 65 años pueden ser un nuevo punto de partida. No obstante, algunas teorías del ciclo vital actualmente sitúan la vejez a partir de los ochenta años.
Respecto a las teorías emanadas desde el feminismo, la autora considera que en la actualidad las principales aportaciones de este movimiento relacionadas con la madurez y la vejez provienen de Estados Unidos, con autoras como Betty Friedan, Margaret Morganroth o Marta Holstein.
La sexualidad en la mujer mayor.
Puesto que la piel es el órgano sexual más potente, sexualidad es prácticamente todo. Aunque hay edades en las que lo genital es más urgente, la edad evoluciona hacia una sensualidad alejada de lo coital y más relacionada con el erotismo periférico. A diferencia de lo que sucede con el mundo masculino, más volcado en la fanfarronería, la reflexión feminista y la intimidad conversacional entre mujeres lleva al descubrimiento del deseo, el cuerpo o la sexualidad. De esta forma, se destapa el secreto de la sexualidad de las mujeres mayores.
La sexualidad en la mujer mayor ha sido un tema poco estudiado. Hay estudios sobre la sexualidad de los hombres mayores o sobre mujeres y hombres, pero no específicos sobre las mujeres. Además, la mayor parte de los estudios se han dado en el campo de la biología. A partir de ahí, Anna Freixas plantea el estudio del valor y el significado de la sexualidad a partir de las ciencias sociales. Esta perspectiva incluye valores como el contexto y calidad de la relación, variables que van más allá de las puramente médicas o biológicas.

Más allá de una cuestión biológica, para las mujeres el deseo es una cuestión de relación y de la calidad de esa relación. Por este motivo, no es lo mismo la sexualidad femenina con pareja o sin pareja. Incluso es diferente si la pareja es estable o esporádica, de larga o de corta duración, con parejas del mismo sexo, de diferentes edades, etc.
Patología y estándares sexuales en las mujeres mayores.
En la entrevista, Ana Freixas hace una fuerte crítica de la patologización de la sexualidad. Ella distingue entre “disfunción sexual” y “dificultades sexuales”. En muchas ocasiones se tratan médicamente esas “disfunciones”, cuando podrían tratarse atacando la perturbación que puede estar produciéndose en la relación. En lugar de una patología clínica, en muchas ocasiones lo que existe es un desajuste en el trato, con posibilidad de violencia o malos tratos. Se ha visto que mujeres con problemas para alcanzar el orgasmo, o que presentaban sequedad vaginal, han solucionado estos problemas al cambiar de pareja, sin necesidad de medicalizarse.
En otras palabras, problemas en la pareja, falta de respeto, falta de comunicación, violencia, o incluso la ausencia de una pareja, son elementos contextuales que influyen en la sexualidad femenina y que pueden ser tratados sin ser patologizados.
Una reflexión muy interesante que se hace en la entrevista es la del fenómeno “Sexy Oldie”. Más allá de la reivindicación de la sexualidad femenina en la madurez, Freixas critica que en algunos ámbitos parece que ahora la mujer mayor tiene que ser sexi por fuerza, y estar en el mercado sexual. Frente a ello, aboga por el derecho que pueden tener otras mujeres de renunciar voluntariamente a la sexualidad a partir de la menopausia para dedicar sus energías a otras cosas.

También critica el estereotipo de belleza de la mujer mayor con los estándares de mujeres de veinte, treinta o cuarenta años. Las mujeres mayores, dice, pueden hacer una revolución contra este estereotipo en su vida cotidiana. Para ello, sugiere que las mujeres no se dediquen a ocultar la edad, sino a vivirla con dignidad, luciendo las canas y las arrugas.
Problemas actuales y caminos futuros.
Las mujeres mayores se encuentran culturalmente más limitadas a la hora de buscar pareja. Hay un estigma que castiga la muestra de interés sexual en la mujer mucho más de lo que lo hace en los hombres. Esa circunstancia que viven las mujeres mayores actuales va a ser menos limitante en el futuro, ya que las nuevas generaciones se van viendo menos afectadas por estos estereotipos, aunque aún queda mucho por conseguir.
También es importante el autoconcepto que, respecto al físico, presenta la mujer mayor. La insatisfacción con la propia imagen corporal lleva a muchas mujeres a no poner en juego su deseo sexual, lo que limita su libertad en este aspecto.
Por otra parte, muchas mujeres mayores manifiestan su dificultad de encontrar pareja. Por un lado, está más penalizado socialmente el hombre joven que se empareja que una mujer mayor que lo contrario. Socialmente, en cambio, no está tan mal visto que un hombre mayor se empareje con una mujer más joven. Por otra parte, también hay mayor preferencia en los hombres por mujeres más jóvenes. Por estos motivos, a las mujeres mayores les cuesta más encontrar pareja que a los hombres mayores. Esta situación se agudiza cuando de parejas homosexuales se trata, ya que a las mujeres mayores lesbianas les resulta aún más difícil encontrar una nueva pareja.

No obstante, la tendencia parece que va cambiando, y cada vez es más habitual ver parejas de distintas edades. En este sentido, ejemplos como el del presidente francés Emmanuel Macrón, casado con una mujer veinte años mayor que él, contribuye a normalizar culturalmente esta situación.
La edad y el deseo.
Los estudios de Masters & Johnson en los años sesenta ya mostraron evidencias de que el deseo no decrece con la edad. Para explicar los cambios en el deseo de las mujeres a partir de cierta edad, Anna Freixas argumenta que el deseo tiene más que ver con el contexto que con los cambios hormonales.
Tener una pareja cariñosa, que respete los deseos de la mujer es importante a la hora de mantener ese deseo sexual. También lo son otros elementos del entorno, como pueden ser los problemas laborales, las dificultades económicas, problemas que tengan los hijos e hijas, etc. En este sentido, que en la mayoría de los estudios las mujeres mayores expresen una gran satisfacción sexual, puede tener que ver no tanto con la propia sexualidad como con una acomodación a cierta rutina vital.
No obstante, las relaciones sexuales en la vejez se van “feminizando”. Muchos hombres van abandonando la urgencia coital en pro de una relación más erótica y sensual. En este sentido, las parejas en las que se prima la afectividad, el cariño y el vínculo y se renegocian las convenciones sexuales son las que evolucionan más satisfactoriamente.
En definitiva, una entrevista larga y muy interesante en la que Anna Freixas aborda muchas de las cuestiones que interesan y afectan al colectivo viejenial femenino. Si tienes curiosidad y te has quedado con ganas de más, aquí puedes descargarte la entrevista completa.
Y ahora ¿por qué no nos dejas tu opinión sobre estos temas en los comentarios?

Fuente: Freixas, A., Faus-Bertomeu, A. y Osborne, R. (2019). La revolución de las canas: sexualidades, género y envejecimiento. Conversación con Anna Freixas. En Encrucijadas. Revista crítica de ciencias sociales. Vol. 17, 2019, e1701
Eduardo J. Cabaleiro es psicólogo, formador y fotógrafo.
El deseo jamas decae, en mi caso con los años me siento mas libre, mas sensual. Ya no es el sexo por que si. Es todo el preámbulo como buena música, un buen licor, una vista divina y palabras hermosas que inciten al placer. Estar frente a una chimenea escuchando música y charlando, al mismo tiempo tomando un delicioso vino y en una blusa de seda trasparente hermosa, eso es espectacular y tu pareja sucumbe ante estos encantos. La libertad que nos dan los años no se puede perder ante una sociedad puritana y recatada. Ya lo dice el dicho «No hay entierro con trasteo» Así que a VIVIR a disfrutar, ya la mami o los padres no nos van a regañar. O a preguntar donde estábamos.
VIVE AL MÁXIMO NO TE ARREPENTIRÁS.
Vivir al máximo siempre María del Pilar, nos encanta tu aportación.
Gracias. Adoro este grupo
Yo que recientemente inicie una relación de pareja, me he sorprendido de la sensualidad y sexualidad que estaban adormecidos en mi por unos cuantos años, concuerdo con Maria del Pilar en que el ambiente ayuda, pero creo que la confianza que existe entre las dos personas es vital, para que surja el deseo de jugar, experimentar nuestra sensualidad.
Es ahora a mis setenta años que deseo tener más placer y de forma más libre.
Las mujeres, en el sexo, sabemos para donde vamos,; el lío es que llos caballeros, pocon, pocon.es lo que saben.