Cada año y cada vez más famosos, miles de turistas visitan los esperados mercados navideños que se instauran en distintas ciudades
Es fácil adivinar cuándo se acerca la Navidad: calles decoradas, centros comerciales llenos, gorros, guantes… No hay año en el que no haya gente que ansíe esta época, y es que, sin duda, es especial. Algo que trae consigo son los característicos mercadillos navideños, tan populares por Europa que nadie quiere perdérselos. Será por los puestos de comida, por los productos, por la artesanía, por sus belenes… O quizá, por la emoción que despierta en las personas. Para los apasionados de los viajes y de las tradiciones, visitar un mercadillo navideño es siempre una experiencia inolvidable. Aunque aquí relucen sólo cinco, Europa hospeda muchos y todos diferentes entre sí, pasando por el mercadillo de Tallin en Estonia, por Praga o Estrasburgo.El origen de estos viene de las ferias de la Edad Media.
UNO DE LOS PAÍSES PUNTEROS ES ALEMANIA
Sí, el país que destaca por sus cervezas también lo hace por sus tan conocidos mercados navideños. El más famoso es el Christkindlmarkt de Núremberg, que destaca por sus dulces típicos, los Nürnberger Lebkuchen, unos panecillos de especias. 180 puestecitos de madera rivalizan en la decoración, debido a la existencia de diversos premios en juego. Por si fuera poco, no faltan los pesebres, la artesanía, el vino caliente especializado, Glühwein, o las admiradas figuras hechas con pasas de ciruela, las Plums. El día de su inauguración, las trompetas suenan por toda la ciudad, mientras el coro de Nuremberg canta villancicos a la par que prestan atención al pregón. Es digno de admirar por su visión internacional de la Navidad: interpreta estas señaladas fechas recogiendo la celebración de las mismas en lugares del mundo como Glasgow, China o Turquía, con la buena intención de acercar las naciones y culturas del mundo. Como colofón final, señalar que los beneficios del mercado son donados a la caridad.
STUTTGART
La sexta ciudad más grande de Alemania, cuenta con un mercadillo navideño con más de 300 años de tradición. Tres millones de visitantes acuden cada año a la llamada de la navidad, para contemplar las 250 casetas de madera, que se extienden desde la Plaza del Castillo, junto a una pista de hielo y una noria, hasta la Plaza del Mercado.
Con todo lujo de detalles, cientos de artículos navideños son expuestos, desde velas a figuras. Una vez ahí, tendrás la necesidad -y obligación- de acercarte al mercadillo de Esslingen, que conforma un mercado de navidad único, plagado de juglares, acróbatas y cuentacuentos, que hacen disfrutas a mayores y a pequeños.
DRESDE
El mercado de Dresde, igualmente, se posiciona entre los mejores, siendo el más antiguo de Europa, con un primer documento del mercado datado en 1434. Ubicado en el centro histórico de la ciudad, y entre sus múltiples encantos se encuentra el arte folclórico, la alfarería lausatiana, la cestería o las tallas de madera. No se puede obviar el Stollenfest: una torta de 4 toneladas es cocinada y paseada desde el Palacio Zwinger hasta la catedral Frauenkirche. Cuenta además con un record Guiness con la figura más alta del mundo.
EL MERCADO MÁS ORIGINAL ESTÁ EN ALEMANIA
Cuando pareciera que ya lo has visto todo en cuanto a mercadillos navideños, una pequeña localidad a orillas del Mosela se ha inventado un evento encantador y maravilloso para ambientar la navidad, y sucede bajo tierra.
Resulta que Traben-Trarbach es un pueblo que durante el siglo XIX fue el segundo mayor productor de vino de Europa gracias al éxito del entonces ya codiciado Riessling. Como no daban abasto en la conversión de la uva en vino , y tampco tenían sitio , se vieron conminados a construir bodegas bajo tierra.
Así es que como en Aranda de Duero, esta localidad está dotada de un tunel subterráneo a cuyos lados se acomodan las bodegas, y hace unos años han decidido dar calidez a su mercadillo navideño y organizarlo al calor del «bajo tierra» o según la traducción literal del alemán «unterwelt» que sería bajo mundo.
El mercadillo huele a vino, y el ambiente especial de estar bajo tierra dota a este evento de una atmósfera singular. Son muchos los artesanos locales que ofrecen su mercancía, y a medida que va cogiendo su fama , cada vez más son los artesanos y músicos internacionales que ambientan este agape navideño.
Artículos decorativos de alta calidad, regalos, especialidades culinarias de la ribera del Mosela, y cómo no, productos relacionados con el vino y sus derivaciones a productos para spa, tanto así como antigüedades y moda creativa y joyería , son algunos de las variedades que puedes comprar en este espacio subterráneo.
VIENA
Y dejando Alemania, aunque hay una larga lista de mercadillos inigualables, hacemos una parada en la capital austriaca. Viena acoge en la Rathausplatz, o plaza del Ayuntamiento, el mercadillo de navidad, alumbrado como un mar de colores por los árboles del parque frente al Ayuntamiento, el Rathauspark. El palacio de Schönbrunn, antes residencia de los Habsburgo, hoy como mercado de Navidad, ofrece desde joyería hecha a mano hasta elementos rústicos. El ponche caliente y el dulce aroma a repostería envuelven las calles de la ciudad, creando un ambiente acogedor. Las gentes recorren las calles con los lángos, una masa parecida a la pizza, pero frita. Por último, la plaza Freyung alberga el mercadillo más antiguo de Viena, el Altwiener, el más coqueto e íntimo.
Y, como no podía ser de otra forma, el mercado de Trento cierra esta lista como uno de los que más merece la pena visitar. Siguiendo el olor del chocolate caliente o el Strudel de manzana, se recorren los puestos desde la Piazza Fiera hasta la Piazza Cesare Battisti. A orillas del rio Adige, la ciudad que fue un importante centro de comercio en la época romana actualmente tiene un mercadillo de navidad de cuento, con el Sapori del Mercantino, 15 casetas de madera donde degustar los productos típicos de Trentino. Conciertos, lecturas para los pequeños, incluso ventas de productos agrícolas tienen lugar en este mercado.
Cinco mercados, cinco experiencias irrepetibles.
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