La Fundación MAPFRE traslada a Madrid la muestra «Berenice Abbott, Retratos de la modernidad», que propone un exhaustivo recorrido por la trayectoria de esta fotógrafa estadounidense, cuyo trabajo se convierte en uno de los más cautivadores de la fotografía norteamericana de la primera mitad del sigloXX y actúa de puente entre los círculos culturales de vanguardia de París y de Nueva York de los años 1920 y 1930.
La idea de modernidad invade todo el trabajo de Berenice Abbott, desde sus retratos de los artistas e intelectuales más vanguardistas del momento y sus asombrosas vistas de la ciudad de Nueva York –que integran su proyecto Changing New York–, hasta sus fotografías de tema científico en las que retrata los resultados de diversos fenómenos y experimentos.

Es también un reflejo de la modernidad de la propia Abbott, de su carácter vanguardista y de su gran habilidad para identificar y retratar los cambios de su entorno.
En conjunto, sus fotografías constituyen un excepcional retrato de la modernidad del nuevo siglo, idea sobre la que se asienta la presente exposición.
¿DOCUMENTO O FOTOGRAFÍA ARTÍSTICA?
Además, abordar una muestra de Abbott en el año 2019 exige revisar la noción misma de «documento», de «fotografía artística» y de autobiografía». Y es que, aunque la intención de la fotógrafa de huir de los supuestos artificios del arte es palpable en sus imágenes, el resultado visual es tan rico y diverso que dificulta categorizarlas bajo el adjetivo documental, e incluso obliga a enfrentar la imposibilidad última de una «fotografía documental» sin fisuras.
SU RELACIÓN CON ATGET
Su figura es, por otra parte, esencial en la valorización de la obra de Eugène Atget. Cuando los dos se conocen en París hacia mediados de la década de 1920, Abbott queda impresionada por su obra; las cualidades que –como pocos– es capaz de percibir en ella le inspiran desde el principio un profundo respeto por el fotógrafo francés y le proporcionan, además, un importante referente en el que volcar sus aspiraciones como fotógrafa: una fotografía que, pese a querer mantenerse al margen de las pretensiones artísticas, es mucho más que documento.
Tras la muerte de Atget en 1927, Abbott compra todo su archivo personal. Durante varias décadas se dedicará a promocionarlo con devoción y éxito y a alentar el coleccionismo de su obra en los Estados Unidos, convirtiéndose en figura clave para la fortuna crítica e historiográfica del legado del fotógrafo.
La presente exposición recorre la trayectoria de Berenice Abbott a través de casi doscientas fotografías de época agrupadas en tres secciones temáticas. Ofrece también una pequeña muestra de la obra de Eugène Atget, con once de sus fotografías, positivadas por la propia Abbott en 1956.

Deja una respuesta