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UN VIAJE QUE MERECE SER VIVIDO
Nos hemos alejado de la naturaleza quebrando su ciclo solar y como la luz afecta directamente a nuestro reloj interno, cuando comemos infringiendo sus normas el intestino se hace el vago y se niega a colaborar en la digestión. Cenar más allá de las 6.30 de la tarde es uno de los factores determinantes no solo del sobrepeso sino de la aparición de enfermedades cardiovasculares o degenerativas, osteoporosis, depresión e incluso cáncer.
Se sabe que la dieta y el estilo de vida inciden de forma definitiva en la salud y que si aprendemos a comer bien y presentamos frente al sedentarismo disminuirán las muertes prematuras, según los datos epidemiológicos. Pero en España más del 40% de las mujeres y el 35’5% de los hombres padece obesidad, lo cual indica que no lo estamos haciendo bien.
Muchas veces basta observar en la cola del supermercado qué lleva en el carrito la persona que nos precede para comprobar que en la mayoría de los casos se corresponden con el exceso o no de grasa corporal. Dulces, alimentos procesados, montones de hidratos de carbono en sus distintas vertientes, bebidas gaseosas, cereales azucarados, grasas no saludables, ausencia de frutas y verduras…anuncian una persona que no sabe comer bien, normalmente con sobrepeso, especialmente si ha cumplido los cincuenta.

Cenar tarde engorda
Y como obesidad y sobrepeso son consecuencia de un trastorno alimenticio, independientemente de tratarse por un especialista deberíamos prestar atención, además, a otras circunstancias de las que se habla poco como el hecho crucial de que el organismo se ralentiza al acercarse la noche, librando una guerra con aquello que le demos para digerir a partir de las 7 de la tarde.
De hecho, el consabido consejo de irse a dormir tres horas después de la cena (si esta es a las 9, por ejemplo) ha sido derrotado por los recientes estudios de las universidades de Harvard, Tufts y Murcia que revelan que quienes comen después de las tres y más tarde de las 6:30 pierden menos peso que quienes lo hacen temprano, además de relacionarlo con la obesidad.
Somníferos y antidepresivos
A las nueve el aparato digestivo ha entrado hace rato ya en modo huelga de brazos caídos y lo que demanda es reposo. Y si esta costumbre de ir a la contra de lo que demanda el organismo se prolonga en el tiempo, a la larga podrá aparecer diabetes u otros problemas metabólicos como la obesidad.
Pero obviamente no basta con esto, también hay que aprender a nutrirse, más allá de alimentarse y gozar con la comida, algo sumamente importante. Ana Moreno, nutricionista formada en Nueva York en la cocina vegetariana y crudivegana, en su libro Flexivegetarianos, además de enseñar el bien comer apela a la actitud de quienes eligen el reto de responsabilizarse de su salud más que a los resultados. Por eso señala que lo importante no es tanto conseguir resultados, que también, sino la persona en que nos vamos convirtiendo durante el proceso.

Según el Ministerio de Sanidad en España, uno de los líderes en la toma de somníferos y antidepresivos, el consumo de estos hipnosedantes en las mujeres duplica al de los hombres. Pero un dato más alarmante aún es que es entre los 45 y los 54 años cuando se inician mayormente en esta adicción.
La enfermedad, el viaje a Itaca
No cabe duda que revertir estos hábitos requiere primero de una toma de conciencia y, a partir de ahí, de una motivación y ayuda clínica si hace falta, en función de las necesidades de cada cual. Pero si estás leyendo estas líneas denota que la semilla está ya dentro de ti y que te pica al menos la curiosidad.
Cena pronto, ligero, -“come poco y cena menos, que la salud de todo el cuerpo se fragua en la oficina del estómago” –decía Cervantes- y no solo te desharás de lastre sino que descansarás mejor.
Aunque en realidad lo más apasionante de todo –como señalaba la dietista- es el proceso, el camino, el viaje a Itaca -diría yo- haciendo paralelismo con el siempre recurrente poema de Kavafis. Y quien quiera comprobarlo por sí mismo, que eche una ojeada (mejor si puede empaparse de él) a La enfermedad como camino (Debolsillo 1983), un clásico, una guía en el tránsito por la enfermedad, una ayuda para aprender qué somos y qué hacemos en particular aquí gracias a lo que la enfermedad nos está diciendo de nosotros mismos.
Ahora que acabamos de estrenar primavera un año más, el resurgimiento de la vida, por qué no regalarse el reto de iniciar una nueva ruta. Doy fe de que las satisfacciones que se van generando en el viaje merecen la pena.
Elena Vergara
Excelente artículo. Lo tomaré en cuenta porque padezco diabetes, hipertensión y dolores articulares y tengo 59 años y quiero vivir muchos años mas.
Gracias María Milagros, me alegro que te haya servido de algo. Desconozco tu peso, pero te recomiendo que leas el artículo que escribí sobre el ayuno porque quizás te pueda ayudar a tomar ciertas decisiones relacionadas con tu salud.
Un saludo cordial
Elena