Con la aparición del cookdating, ligar gracias a los buenos oficios de un buen chef empieza a ser tendencia en nuestro país.Es lo ultimísimo en España en citas a ciegas, solo que viene en un paquete que incluye inmersión gastronómica en restaurante chic, con otros comensales, y un objetivo principal: ligar. Una fórmula nueva para ponerle picante al menú, en el que nunca están garantizados los postres, pero si los buenos oficios del chef. La edad resulta secundaria, lo importante es la actitud.
La observación de la realidad apunta a que las oportunidades de conocer gente nueva para un sector importante de la población single de cualquier edad se centran en redes sociales y páginas de encuentros, que como casi todo tiene su contra y su pro. Meterse en ese tobogán de ofertas y demandas, no solo requiere hacerse con el ritual y los protocolos no escritos del ‘contrario’ (y hay tantos como individualidades), sino competir en esa enorme comunidad que es Internet.
Una enemiga, la imaginación
Si bien es innegable que hacer nuevos amigos, ligar, o encontrar pareja cuenta hoy día con un aliado tan potente como Internet, no es menos cierto que aunque para muchos sea como pescar en un barril lleno de peces, para otros sigue siendo tan frustrante como fuera del mundo virtual. Sobre todo si uno piensa que ha quedado fuera del mercado del amor.
Y es que la virtualidad es capaz de emboscar cualquier atisbo de timidez, falta de confianza en uno mismo, e incluso complejos y traumas que dificulten la comunicación con los demás. Mientras se chatea con el otro -un desconocido con un perfil que no siempre se atiene a la realidad- uno puede fantasear y ponerle cualidades a su antojo, que en un porcentaje alto de los casos responden solo a la imaginación.
Sin tiempo para ligar
Así pues, para este tipo de perfiles esa especie de noria que aparentemente gira para todos por igual se convierte en un espejo que le devuelve sus limitaciones en forma de agravio comparativo y frustración, porque la referencia casi siempre es un amigo que le animó a enrolarse bajo la promesa anticipada de que con esta herramienta es muy fácil ligar.
Por eso, la fórmula del speed dating o multi cita -de la que el cookdating es una variante- ha proliferado tanto en el país donde surgió, Estados Unidos, y todo el mundo desarrollado, ya que ahorra toda la parafernalia que implica la comunicación a través de la red. Además, en unas horas se tiene la posibilidad de charlar –entre 2 y 8 minutos- con un número de personas considerable y una cosa en común: su soltería y su falta de tiempo para el juego de la seducción.
Puesta es escena y savoir faire
Pero lo que el cook dating viene a añadir es la intervención de un ingrediente muy sugestivo en la cita, el gastronómico, de la mano de un chef reconocido que hace toda una puesta en escena, gracias a su savoir faire, para disfrute de los comensales. La vista, los olores, los sabores, el aprendizaje sobre la preparación del menú, el servicio, y el placer de compartir cena en un ambiente estimulante con un grupo de desconocidos, ponen la guinda del morbo, enriqueciendo los encuentros.
Y así, esa estimación de los expertos que dicen no ser necesarios más de 7 minutos para concluir si alguien es de nuestro agrado y si hay posibilidad de un segundo encuentro, no solo se vuelve irrelevante sino que fuera de la presión que implica tener un cronómetro que establece rígidamente el tiempo de comunicación (como ocurre con el speed-dating), el encuentro con el otro se produce de forma natural en torno a un ambiente seguro y un exquisito menú.
La fórmula parece que funciona, y aunque no ha hecho más que aparecer en nuestro país, si los empresarios de la restauración se apuntan al invento, seguro que un porcentaje interesante de esos 200.000 divorciados que las estadísticas arrojan como media cada año se convierten en clientes habituales del nuevo servicio. Llámesele cookdating o cenar de lujo, beber, ligar, y escapar al menos por una noche a la temida soledad.
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