Nuestra colaboradora Millenial nos cuenta su vivencia del fenómeno
Este 8 de marzo ha sido único. Revolucionario. Inigualable. Madrid ha alcanzado la cifra histórica de 350.000 personas recorriendo sus calles, superando con creces las 170.000 de 2018 y las 40.000 de 2017. Todo el país unido por una causa común: la igualdad social entre hombres y mujeres, la firme condena de las agresiones sexuales, de la discriminación por el mero hecho de haber nacido mujer, o por el principal problema que afecta a cientos de miles de mujeres alrededor de España, la famosa brecha salarial.

Mujeres, de todas las edades, desde niñas a ancianas, y hombres, dejándoles el protagonismo a ellas, pero haciéndose visibles y luchando con ellas por el fin de la desigualdad, gritaban en 120 ciudades españolas al unísono, con pancartas y cánticos. «España será la tumba del machismo», «la huelga será feminista o no será», «juntas somos más fuertes», «ahora eres libre, así que vuela», «el patriarcado me da patriarcadas»… Bajo el lema principal, «Si nosotras paramos, se para el mundo. Ni un paso atrás», las mujeres de la clase trabajadora hacían huelga en sus puestos de trabajo para mostrar al conjunto de la sociedad la importancia de sus trabajos. Así, marchaban por derechos básicos que aún quedan por conseguir. Uno de ellos, la abolición de la prostitución, una lacra que influye en jóvenes y adultos, que comercializa y hace negocio con cuerpos femeninos. «Escopeta al proxeneta» o «nuestros cuerpos no son mercancía» eran las más sonadas en cuanto a este tema. Otro que no podía faltar era el aborto libre, seguro y legal, para que todas aquellas mujeres con embarazos no deseados, ya sean de pareja, persona conocida o no, o mucho más grave, por violación, puedan ejercer este derecho sobre su propio cuerpo, y que ni políticos ni religión puedan tomar la palabra por ellas.
Una de las razones más fuertes -y más tristes- de este 8M, es la alta cifra de mujeres violadas o asesinadas debido a la violencia de género que abunda en nuestro país y que traspasa fronteras. Desde el año 2003, cuando se empezaron a contabilizar las víctimas, son 972 mujeres las que han sido asesinadas a manos de sus parejas, conllevando de forma injusta la muerte de 27 menores. Tan sólo el pasado año, 47 mujeres murieron por esta causa. Y lo peor: tres meses. Tres meses de 2019 y se contabilizan 12 mujeres asesinadas, tres de ellas en lo que se ha calificado de «fin de semana negro», justo el del 8M. «Denuncia archivada, mujer asesinada» o «no estamos todas, faltan las asesinadas», aclamaban la atención de los políticos para que se tomen medidas reales y efectivas para acabar con este gran problema del que no parecen ser del todo conscientes. Por si fuera poco, con casos como los de Diana Quer o «La Manada», las personas asistentes a la manifestación hacían saber el miedo de las mujeres a caminar solas por la noche, teniendo que llevar las llaves entre las manos para una posible defensa personal, llevar el teléfono cerca y las piernas preparadas para correr si fuera necesario. Es -sin duda- aterrador que en España haya una denuncia por violación cada 6 horas, que en los 6 primeros meses de 2018 hubieran 788 agresiones sexuales. Desde 2010 ha habido un incremento de denuncias y agresiones sexuales, y no parece tener fin próximo.
Manifestación en la Plaza del Arenal, Jerez de la Frontera
España, un país líder en feminismo con más de 500.000 personas pidiendo la igualdad en Madrid y Barcelona
Por todos estos motivos, y por muchos más, cada vez más personas, hombres y mujeres, de mayor (pedían sobre todo que lo que no tuvieron para ellas, que lo tengan las nuevas generaciones) o menor edad, se conciencian de esta lacra social que tanto daño hace y que atrasa el país. Pueden pedirlo más alto, pero no más claro. Con un récord de participación, España ha hecho historia. Y parece que en los próximos años, debido a la cantidad y calidad de información feminista al alcance de todos y a una mayor concienciación social, la seguirá haciendo. Aunque ojalá las mujeres no tuvieran que volver a tomar las calles, porque significaría que ya no habría nada más por lo que luchar en el ámbito feminista.
Todo comienza en la educación, y sino, en la re-educación. En corregir nuestros propios pensamientos y actos machistas, en corregir los de los demás. Todxs somos partícipes, todxs somos responsables. Nunca es tarde para pedir, y actuar, por una sociedad más justa, más equitativa, más equilibrada. Más feminista. No olvidemos que el feminismo no es más que la verdadera IGUALDAD entre hombres y mujeres. Todos y todas deberíamos ser -por ende- feministas.
Los nuevos vocablos y pensamientos
Sororidad: «La palabra sororidad se deriva de la hermandad entre mujeres, el percibirse como iguales que pueden aliarse, compartir y, sobre todo, cambiar su realidad debido a que todas, de diversas maneras, hemos experimentado la opresión».
«Una mujer sin un hombre, es como un pez sin bicicleta»- Gloria Steinem
«El feminismo no es sólo para mujeres, es permitir que todo el mundo tenga una vida más llena»- Jane Fonda
«El feminismo no se basa en odiar al hombre, es luchar contra la absurda distinción entre géneros»- Robert Webb
«No seré una mujer libre mientras siga habiendo mujeres sometidas»- Audre Lorde
Un resumen perfecto de lo que ha sido el 8-M.
Buenísimo el comentario de Robert Webb.
Pus sí, María del Rosario, teniendo en cuenta que la igualdad de derechos y libertades está reconocida en los artículos 1 y 2 de la Declaración Universal de Derechos Humanos desde 1948.