Mucho se escribe, se comenta, se aconseja sobre cómo afrontar el sexo después de los 50 años, pero poco se habla de la realidad de las vicisitudes que se viven en primera persona una vez que la biología comienza a jugarnos malas pasadas en nuestra habilidad sexual.
Ellos comienzan con las disfunciones eréctiles tanto en ralentización como en consistencia, y las mujeres con los síntomas de la menopausia y las consiguientes fugas de hormonas, deseo y sobre todo lubricación, que nos llevan a vivir auténticas incomodidades a la hora de vernos en medio de las sábanas con nuestro hombre de turno.
Así, la sintomatología de ellos es gradual: un día le echan la culpa al alcohol, otro a la falta de sueño, otro a una preocupación, y así su compañera se tiene que esforzar más en rituales sensoriales tanto con la mano como con la boca. La vida sexual comienza a cambiarles: poco a poco se van dando cuenta de que ya no son lo que eran y se apela a la famosa pastillita.
En nosotras los síntomas son menos visibles, pero más dolorosos. Hay un día en que descubres que te duele, que te lastima, que para llegar al placer hay que pasar por tramos muy pero que muy sufridos. Es el momento en que el ginecólogo o la amiga de turno (más joven, claro) te recomienda la cremita. Pero claro, con la cremita ya nunca va a ser igual. Habrá un momento de «esperame un momentito que ahora vengo», de «pónmela tú» o, si no, de evitar el coito vaginal y apelar a otros modos.
En la mitad de la vida entramos en un proceso medio oscuro de nuestra sexualidad en el que al principio no entendemos lo que nos pasa, luego necesitamos que nos lo diga el médico, luego lo compartimos con otros coetáneos de confianza, y al final este momento de irse a la cama con el objeto de deseo se convierte en un sacrificio o en una sala de reciclaje. Y hablamos sólo de cama; porque de los ascensores, de los coches, de esos lugares prohibidos tan excitantes ya nos olvidamos. El «aquí te pillo aquí te mato» es una aventura de tiempos remotos.
Desde luego, las situaciones de incomodidad o bochorno cambian mucho según la situación de pareja en la que se esté. No es lo mismo verse con estas disfunciones con la pareja de toda la vida, que con una persona que acabas de conocer en una noche loca, o con un ligue de Tinder en el que nos mostramos siempre espléndidos y con quien a la hora de irnos a la cama debemos mostrar nuestras mejores galas y performances, tratando de ocultar nuestros miedos , incomodidades y problemillas.
En los libros, con el sexólogo, googleando «sexo a los 50, 60 , 70» nos encontramos con las mismas propuestas forzándonos siempre a una actividad funcional y casi obligatoria, sumiéndonos en los siguientes consejos y ejercicios físicos y espirituales:
- Debes quitarle valor al coito pene-vagina, para aprender a jugar con todo el cuerpo. Por supuesto, ahí es la mujer la que debe ayudar con la boca y con la mano, porque parece que aún sudando, hay que conseguir que «el miembro» se ponga duro.
- Debes darle más valor a las caricias, y a las otras zonas erógenas que tiene el cuerpo y que no usabas en tu juventud: cuello, orejas, antebrazos, pies, ingles, etc.
- Debes conseguir veladas encantadoras en donde los condimentos sean tan intensos como los ingredientes, y que la ambientación de la película sea consistente.
- Piensa en el sexo exterior y no interior: juega más a masturbar que a penetrar.
- El doctor Ken Haslan, anestesiólogo jubilado, y coach sexual, habla del orgasmo sin erección, como un sucedáneo encantador para vivir la sexualidad en edades avanzadas.
Y a todo esto, en Viejenials, nos preguntamos : ¿Quién dijo que hay que seguir copulando después de los 50/60//70/80? ¿Dónde está escrito? Hemos pasado ya una vida de hiper-valoración de lo sexual, que nos ha llevado a parámetros distorsionados como que si un@ no tiene sexo es un amargad@, un histéric@ (sobre todo en femenino), no es deseable, triunfad@r, que si uno no … bla bla bla.
Llegados a estas edades, podemos pensar también que es un alivio evitarnos las situaciones tan grotescas que tenemos que seguir viviendo para seguir copulando. Y si no te apetece, no te apetece y punto.

Eso. Dònde està escrito? Y si està escrito que me lo muestren. Tengo 62 años. He tenido una vida sexual plena. He sido multiorgàsmica cuando la ocaciòn me apetecìa. Tambièn me apetecìa ponerme mis minifaldas y salir a bailar hasta quedarà exausta. Pero eso pasò. Còmo pasaron los multiorgasmos, Còmo pasaron las ganas de andar en bicicleta por la montaña todas las mañanas. O de fumar a escondidas en el instituto. No es un pecado que no nos apetezca tener sexo. No estãmos desechados por no practicarlo. No debemos sentirnos ni in?tiles ni culpables por no tener deseo. Ya lo vivimos. Y genial si te sigue gustando y lo disfrutas, tanto como bailar y mostrar el culo con minifaldas o fumar a escondidas. Vienen cosas nuevas. Tan bellas Còmo el sexo..
Efectivamente, habría que diferenciar entre hacer el amor y tener sexo…en este enlace está bien explicado
https://peru21.pe/vida/sexualidad/sexo-conozca-diferencia-amor-relaciones-sexuales-375572
Claro que como bien dices, si no hay deseo, no hay ni pastillita azul, ni sexo anal, ni oral, ni masturbación posible.
Será como intentar jugar al billar con una cuerda y acabar la noche con dolor de mandíbula inútil.
Habiendo deseo, buscará cualquier medio para satisfacer a tu pareja, pero si se fue el amor y se llevó consigo al deseo, incluido el deseo puramente sexual, tendrás que pensar en tu pareja sólo como compañer@ de piso. O eso o separarte…
«si te llevas la cama chuchi….déjame el colchón»
Excelente informacion que que complementa y apoya los que ya tengo y nos brinda confianza.
Copulaaaaarrrrr qué antigüedad!!!!!!!!!!!!!
Si con los años hay que recurrir a pastillas y lubricantes, pues se recurre. Cómo se toman medicamentos para el colesterol o la osteoporosis, hay que ayudarse para mantener el deseo sexual que tiene que ver con la bajada de la testosterona en los hombres, por ejemplo.
Pues yo he descubierto que más bien tiene que ver con la microcirculación, he rejuvenecido desde que utilizo la Terapia Vascular Bemer…
Después de los 50 años,he disfrutado del mejor sexo,es algo sensacional,da vida,energía,alegría,salud,en pocas palabras es algo fenomenal.
Soy socióloga y estoy terminando mi tesis sobre las personas mayores en entornos urbanos. Si bien éste tema no lo he tratado en mi investigación, me da la sensación que es un tema tabú del que no se habla abiertamente. Por ello me parece fantástica ésta entrada al blog, y más interesante aún los comentarios. Estoy muy en contra de la idea socialmente establecida de que tienes que practicar sexo o eres un amargado. Es otro de los juvenilismos que se dan en esta sociedad. Para demostrar que eres un/a super-mayor tienes que ser activo, hacer deporte, ir a cursos, salir con los amigos…. y además mantener el deseo sexual. Me recuerda a la necesidad actual de ser felices continuamente o no poder aburrirte. Pues no señor, la libertad individual debe primar y si quiero estar triste estoy en mi derecho igual que lo tiene una persona (da igual al edad) de no tener sexo siempre que sea una decisión propia. No hay que cambiar a las personas, sino aprender a aceptar sus decisiones sin despreciarla, y en el caso necesario, ayudarla a comprender y lidiar con su situación sin hacerla sentir culpable.