Los Viejenials somos una generación que ha tenido una brecha de comunicación muy grande con sus padres, algo que hoy no se da entre nosotros y nuestros hijos. Todos hemos tenido temas tabus con nuestros pregenitores que al día de hoy hemos dejado en el tintero, o que miramos de reojo, o a veces incluso, preferimos no saber.
Pero aprovechar a nuestros padres mientras estén vivos y lúcidos es una fuente interesantísima para saber detalles de nuestra vida y de nuestra familia que de otra forma quedarían ocultas. Porque en definitiva hablar con nuestros padres mayores es saber más de nosotros mismos y de las familias de dónde venimos.
Los latinoamericanos estamos más habituados a indagar en nuestros orígines y en nuestros ancestros. Ya sea por mero hecho oportunista o romántico, todos hemos querido saber de qué lugar de Europa venimos, hemos querido saber en qué circunstancias emigraron nuestros abuelos o bisabuelos, de qué pueblo venían. E incluso, los más atrevidos o curiosos hemos ido a visitar estas tierras, a buscar direcciones, a buscar recuerdos, a tocar puertas y a buscar en guias de teléfono a primos, tíos, etc.
Los que son puramente descendientes de nativos también han querido saber, y mucho más los que se han mestizado o acriollado, los viejenials somos una generación que se ha interiorizado en su propio origen, al menos de las anécdotas o datos más episódicos.
Los españoles Viejenials, en cambio, se encuentran en su pasado con la Guerra Civil. Por lo general es de una generación cuyos padres pasaron la infancia en las miserias de la guerra, y la hambruna de la post guerra. Los abuelos , en cambio, lo pasaron peor, vivieron la contienda siendo adultos y protagonistas: o fueron perseguidos por sus ideas, o fueron perseguidores de gente con ideas de izquierda. O sea, mucho dolor, exilio, muertes, desapariciones. Al día de hoy, gracias a la ley de memoria histórica se están intentando recuperar restos mortales de familiares enterrados en la ignominia.
Pero volviendo al territorio global y personal, lo que es más difícil saber o conocer son datos más íntimos u oscuros de la vida de nuestros padres o abuelos. Muchas veces nos enfrentaremos al dolor, o simplemente a muchas mentiras. No debemos olvidar que somos hijos de unos padres que nos han mentido mucho, de mujeres que no fueron dueñas de sus propias vidas, que tuvieron que ocultar sus deseos, sus sueños, y sobre todo alguno de sus actos.
Pero sin ir tan lejos hay datos fundamentales para indagar sobre nosotros, datos que tal vez sin saberlo han marcado nuestra existencia. Por eso , si tienes la suerte de tener a tu madre viva, sería interesante que conocieras las respuestas de alguna de estas preguntas:
- ¿Te acordas del momento en que me concebiste?¿Dónde era? ¿ Eras feliz?
- ¿Te acordas cómo fue mi embarazo? ¿Te sentías bien? ¿Eras feliz? ¿Hablabas conmigo? ¿Tenías miedo? ¿Mis hermanos – en caso de que hubieran nacido- me esperaban con gusto?
- ¿Qué hacías para que el embarazo fuera agradable?
- ¿Cómo fue el aviso de parto? ¿Cómo fue el parto?
- ¿Cómo era el día en que nací?
- ¿Te alegró que fuera del sexo que fuí?
- ¿Cómo fue cuando me viste?
- ¿Cómo fue mi primer año de vida? Cómo me incorporé a vuestra vida?
Estas mismas preguntas pueden ser dirigidas a nuestro padre también, con los obvios cambios de situación física, pero nos permiten ver cómo se vivió nuestra llegada desde la vivencia nuestros dos progenitores.
Estas conversaciones que son naturales ya entre nosotros y nuestros hijos, no lo son entre nosotros y nuestros padres, y aunque no lo sepamos brindan muchísima información sobre quienes somos hoy en día.
TERAPIAS
Todos los que hayamos hecho alguna terapia psicológica alguna vez, hemos pasado por esas preguntas en torno a nuestra identidad, sobre todo las más psicoanalíticas. También quienes hayan hecho alguna vez Constelación Familiar deben saber y serán indagados por los roles de sus progenitores tanto como el de sus abuelos.
Incluso , las terapias más alternativas o esotéricas indagarán sobre el Karma Genético, y procurarán una limpieza de mandatos antiguos que se arrastran en generaciones. Pero hay datos fundamentales a saber de por lo menos 3 generaciones anteriores para conocer nuestro DNA más profundo:
- Si hubo suicidios o enfermedad mental
- Si hubo malos tratos físicos
- Si hubo homosexualidad oculta
- Si hubo accidentes mortales
- Si hubo situaciones de terror fortuitas del destino, o causadas por los miembros de la familia.
Damos por descontado que las situaciones agradables y amorosas son las que conocemos, pero para sanar algunos aspectos que nos hacen o nos han hecho sufrir en nuestra vida, debemos saberlo todo.
Por eso, aprovechemos a nuestros padres vivos para hacerles algunas preguntas, que nos ayudarán a conocernos mejor.
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