Todos recordamos cómo cuando éramos más jóvenes hacíamos amigos cuando viajábamos. Daba igual que fuéramos en grupo de amigas de amigos o incluso con la pareja. Pero era muy fácil entablar conversaciones con un compañero de asiento en el avión, con otra pareja que estuviera desayunando en el hotel al lado nuestro, y por supuesto, cuando salíamos de noche a divertirnos.
He notado que esto ya no sucede tan facilmente en los viajes , que cuando somos adultos mayores no ocurren tantos acercamientos fortuitos contundentes, que cuando viajas siendo de cierta edad casi nadie se interesa por conocerte, por saber de tu vida y circunstancias, y mucho menos te invitan a conocer sus vidas.
Pareciera que cuando eres mayor dejas de ser interesante a los demás y pocas personas se inquietan por tu vida y por tus circunstancias. Si eres mujer y viajas sola, por ejemplo, si compartes asiento con una pareja en un avión, dificilmente entablarán una conversación contigo, una mujer mayor que viaja sola pareciera que no interesa.
Nadie quiere hacerse amigo de un adulto mayor, a menos que sea otro adulto mayor de mentalidad abierta. Parece que hubiera una pereza interior a abrirse a personas que para el estereotipo dominante «tienen la vida resuelta o ya demasiado determinada». Sospecho que yace ahí un prejuicio inconsciente por el cual ni nosotros abordamos a otros congéneres en un viaje, ni nadie de nuestra edad nos aborda. Parece que aquí también el hecho de no oler a hormonas, de no ser un activo sexualmente, es decir donde el hecho de ligar no es lo primordial, hace que pierdas valor o interés, porque es verdad que cuando eres joven, los encuentros y conocimientos más intensos son siempre con intereses sexuales.
Conocer a alguien en un viaje puede cambiar tu vida , crearte un sitio hospitalario en otro país, o incluso amistades o amores insospechados. El azar jugaba un rol fundamental en estos casos. ¿Quién se sienta al lado en el avión/tren/autobús? ¿Quién nos toca al lado en la habitación de un hostel o en la mesa de la comida? ¿Quién espera con nosotros impacientes un tren demorado o un ferry que al final no sale?
Hacer amigos en un viaje es una experiencia fascinante. Pero para ésto hay que tener una actitud atenta y despierta. De la misma manera que nosotros dejamos de interesar por la edad, también perdemos interés o impulso por conocer a los demás. Cuantos más años tenemos tendemos a hacer viajes más conservadores : con todo reservado y con todo atado y bien atado, así que una de los principales cambios que hay que hacer es dejar un espacio en los viajes para la improvisación o para cambiar de rumbo. Un amigo inesperado plantea planes inesperados.
Distinto es cuando los matrimonios viajan en viajes organizados o en cruceros donde interactúan entre ellos y eventualmente se hacen amigos, pero siempre entre parejas , es muy raro que asuman o incorporen a singles que andan viajando en busca de experiencias.
Otro detalle que hemos percibido entre los viajeros que viajan por libre es que dificilmente veas hombres mayores viajando solos o entre varios amigos. Eso parece que se abandona más bien cuando se casan o forman pareja, y luego los hombres mayores suelen buscar a una mujer para viajar.

Lo que se ve muchísimo es grupos de mujeres mayores viajando y organizándose aventuras por libre. Si viajas por Europa encontrarás muchísimos grupitos de mujeres latinoamericanas que se ponen el mundo por montera y se recorren el mundo. Ya quedó muy antiguo eso de necesitar un hombre para viajar. El problema es que estos grupos casi no interactúan con la gente local y no sabemos si es por pereza o porque a cierta edad no te sucede nada, es decir , casi nadie se interesa por tu vida. Cuanto más mayor eres menos interesasas.
Sin embargo este artículo surge de una experiencia ocurrida al final de un viaje de 10 días a Polonia y Hungría, en que mientras esperábamos un tren nocturno en Budapest conocimos a una pareja polaca que volvía de sus vacaciones en Rumanía. Él , viejenial, hablaba muy bien español, y ella casi viejenial hablaba algo de castellano, pero comenzamos hablando en inglés en una charla típica de espera a unos vagones que se demoraban.
Compartimos tren y algunas charlas sobre la vida en estos países, y como ambos íbamos a Varsovia, ellos nos esperaron en el andén, para que aquella charla continuara en algo más. Nos quedaba sólo un día en la capital polaca, pero sirvió para que esta interesante pareja nos pasara a buscar por el hotel, y nos paseara por una parte de la ciudad menos turística. Conocimos detalles de la Varsovia del comunismo, de la Varsovia culta, de la Varsovia política y de la Varsovia del día a día, eso que es interesante conocer y para lo que es indispensable entablar relación con locales.

Por otro lado , conocimos a tres «chicas » argentinas que estaban haciendo un recorrido por los países llamados del Este y los Bálticos, para acabar en Rusia. Llenas de espíritu aventurero y con un itinerario intenso, extenso y exhaustivo de más de un mes, dos mujeres de 50 y pico con una impresionante mujer de 84 años, desprendían espíritu infatigable e invitaban a conocerlas. Y las conocimos. Simplemente hay que lanzar la primera frase, un «hola qué tal», nos puede abrir a mundos insospechados.

¿Y a tí , qué tal te ha ido en los viajes de este verano?
Cuando no había móviles, celulares,… la gente miraba al cielo, a su alrededor y se podía encontrar con la mirada de otro, de otra, mientras esperaba. Ahora no hay tiempos muertos, la pantalla del teléfono absorbe todas nuestras miradas y no hay ocasión para miar a los ojos de nadie.
Qué poeta está Ud hecho señor Angel. Es un buen apunte el que ud hace. Sin embargo, no cuenta Ud cómo ve el tema, ¿Ud. habla con la gente en los viajes? ¿Hace nuevos amigos? ¿Le han invitado a un café en Varsovia o en Estocolmo, o a un vodka en la casa de un SanPeterburguinooo?
Yo también pienso que hay que tener la mente abierta a cualquier experiencia en cualquier edad. La edad no es para nada una limitación para interactuar y conocer gente nueva.
Es verdad. Yo no la tengo, pero he notado que ya no te pasan cosas, nadie te habla. Pensá que yo tengo 60 años, el sector que interactúa suele ser menor, y tal vez no vea en mí algo interesante. De todas maneras en este viaje, durante un tour a pie, se nos pegó un chico gallego de 30 años, majísimo, y luego se vino a tomar algo con nosotras. Siempre hay excepciones.
Quise decir, yo sí tengo mente abierta.
Estoy de acuerdo que es mas fácil que te aborden siendo joven que mayor, pero no creo que sea por interés sexual…las personas mayores son por regla general mas introvertidas y recelosas y eso otra persona mayor lo sabe y no quiere invadir la privacidad del otro, normalmente si sonríes a una persona que este a tu lado en el tren, avión, restauran…. si te devuelve la sonrisa es el momento de entablar conversación para ver si hay feealing y dejarse sorprender!!!
La pareja que conocimos nos invito a su casa para pasar a la vuelta de Francia. Comimos 2 días en su casa, comidas típicas riquísimas y paseamos por Lleida con ellos, esperamos que cuando ellos bajen a Andalucía venga a casa a pasar unos días.
Falta un trozo de texto. Este verano viajando en autocaravana por Francia conocimos una pareja de nuestra edad en Blois, pasamos un día juntos en un área de autocaravanas y nos invitaron a pasar por su casa a nuestro regreso a España.
Supongo que el mundo caravaning es más propenso, se dan más circunstancias para hablar, para charlar con el que tienes al lado, más si son pares, es decir , dos parejas. Estimo también que funcionan como tribu, compartis cosas, supongo que los hombres hablarán de la caravana, verdad?
Acabo de conocer Viejenials y estoy súper emocionada. Soy María José, tengo 57 años y viuda de poco más de un año, pero no por ello se me fueron las ganas de vivir y sentir. Me encantaría que me propusierais ideas y me invitaseis a formar parte de vuestra familia. Me apunto a disfrutar de lo que vosotras disfrutéis; a pesar de vivir en el norte, no hay problema. Un saludo