¿Nos hemos hecho esta pregunta alguna vez? Seguramente hasta ahora habíamos pensado nuestra vida en función de que llegaría un momento en que habremos cotizado lo suficiente como para poder vivir sin trabajar. Casi como si fuera un premio. Pero no pensábamos en la cohartada que ésto significaba. Sin embargo, a medida que vamos llegando a esa edad en que el sistema público de pensiones nos pasa a retiro, nos damos cuenta de cómo nos vamos quedando al margen.

El sistema de pensiones del Estado, es un modo de pasarnos a retiro. Pero a retiro definitivo, retiro de pensamiento. Si dejas de intervenir en el mercado , dejas de opinar, y los valores los ponen los jóvenes.
Cuando te dan la pensión es como si te dieran el chupete, un consuelo para retirarte, bajo excusa ideológica que has cotizado toda tu vida y que te has ganado el hecho de descansar. Pero si no quieres descansar porque no te da la gana, ya tienes enormes dificultades para cotizar, tienes topes, sino el sistema te penaliza, ya que considera que la jubilación es una dádiva del Estado y no algo a lo que has cotizado para tener.
Un mayor activo no se retira nunca, o no debe. Estar en el sistema a edades avanzadas puede ser un gran estimulo para molestar. Si te quitan del medio, o si por edad ya no temes tanto a que te echen, o ya no tienes tanto miedo como cuando tienes la familia a tu cargo, puedes ser realmente incisivo y molesto. Y debes!

Nos vendieron el rollo del “empleo para toda la vida” como el máximo generador de estabilidad y garantista de que puedes sacar tu familia adelante. Hoy en día los únicos “entes” capaces de garantizar la estabilidad en el empleo por ley, son los Estados de los países desarrollados. Ya no hay empresa del libre mercado que la pueda garantizar.
Por otro lado la lucha por seguir en el sistema laboral siendo senior la veo estéril, las organizaciones no van a cambiar su modo de mirar su sistema de obsolecencia programada.

Eso no quita que el adulto mayor desechado por las organizaciones generadoras de “riqueza” pase a formar y a crear otros ecosistemas: de creación, de pensamiento, de producción.
Ese es el gran desafío en el que nos encontramos los Viejenials. Más activos que nunca una vez superados los 50 años, más lúcidos que nunca. Pero creo que seguir golpeando la puerta a un sistema que nos desecha es una gran equivocación. Nos genera baja autoestima y depresión .Nuestro poder está en otra parte.
Nuestro poder está en crear grupos de acción , creación y pensamiento para esta nueva sociedad longeva que está por venir, con personas que se van a sentir sanas , válidas y con ganas de seguir interviniendo. El campo de los setentañeros y ochentañeros activos e intervinientes en las actividades y pensamientos hegemónicos está vacío todavía. Empecemos a llenarlo!
Completamente de acuerdo con la postura de no resistirse al cambio. Todo lo contrario, aprovechadlo para integrarnos a una vida más plena en la que nosotros seamos los primeros factores, hagamos lo que nos llene realmente, y si sentirse útil es una necesidad, hay infinidad de posibilidades para hacerlo, como el voluntariado o el emprendimiento. Pero tampoco desestiméis la opción de disfrutar de la vida. Nuestra generación tiene la suerte de llegar a la jubilación en unas condiciones físicas mejores de lo que nunca se pensó cuando se creó el concepto de pensión post-laboral. Enjoy!